Pocas veces tiene uno la oportunidad de ver a un genio tan de cerca, a uno de los últimos monstruos de la música hispana, a uno de esos grandes artífices de la lengua, de los que cada vez hay menos.
Fan asérrimo de Joan Manuel Serrat desde pequeño, hoy no pude más que dirigirme al recién estrenado Foro Bicentenario de la ciudad de Chihuahua lleno del coctel de emociones que sólo se cocina en nuestro interior cuando se fragua algo que esperábamos con impaciencia y larga premeditación. Como niño con juguete nuevo, pues.
Una ligera lluvia trató de hacerse presente, pero luego huyó en silencio por no importunar al poeta. Pasó al frente Ricardo Miralles, y tras sentarse él al piano entró la figura de la noche, entonando los célebres Cantares de Machado.Unas 30000 almas estallaron en júbilo y así comenzó la noche.
Interpretó alguna que otra de mis favoritas, y otras tantas que no conocía pero que con el mismo encanto llegaron a mis oídos. Unas señoras en la fila de atrás hacían desafinados coros a Lucía y No hago otra cosa que pensar en tí, lo cual se volvió hasta cierto punto exasperante y me orilló a pedirles de la manera más educada que pude elaborar que se callaran. Como no les pareció, el ambiente estuvo un tanto tenso hasta que, gracias a Dios, reflexioné en que talvez la naturaleza del evento no se prestaba para salir con mis monerías, les ofrecí sinceras disculpas, e inevitablemente me uní al canto del catalán en Mediterráneo.
Ver a Serrat en vivo es otra cosa, un show de vuelos muy diferentes a cualquier otro al que yo haya asistido. Entre chascarrillos, historias de su madre y proverbios orientales, el cantautor hizo delicias de chicos y grandes. Verlo con mi madre y mi padre (quien me inculcó éste gusto y casi todo lo bueno que conozco) fué una experiencia para atesorar. Tres veces se despidió, y dos veces lo regresamos para escuchar de él La Fiesta y Penélope, canción con la que cerró el concierto.
Al final nos regaló otro proverbio chino:
«Vive cada día como si fuera el último… y en algún momento acertarás».
Simplemente genial.