Para una gran cantidad de personas, las fechas recientes han significado el comienzo de un nuevo año. Y con cada nuevo año, así como con cada nuevo día, miles de oportunidades se presentan en nuestras vidas. Miles de opciones que considerar, miles de elecciones que tomar, miles de puertas que tocar.
En muchas de esas puertas talvez no nos abran, sin impotar el empeño que pongamos en ello. Es entonces cuando la frustración nos lleva a olvidar aquellas puertas que son más importantes: las que nos toca abrir a nosotros.
Abrir las puertas al que nos pide ayuda, o al que nos pide perdón. Abrir las puertas que conducen hacia nuestro interior, para conocernos a nosotros mismos y permitir que otros nos conozcan mas allá de la superficie. Abrir las puertas al amor, la fe y la esperanza y no quedarnos de brazos cruzados esperando a que alguien más sea quien las abra, a que alguien mas nos dé la mano para decidir entonces tender la nuestra.
Mi deseo para este nuevo año es que encuentren abiertas aquellas puertas que les servirán para crecer, y que puedan abrir muchas más. Recuerden que Jesús una vez dijo: «He aquí yo estoy a la puerta y llamo: si alguno oyere mi voz y abriere la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo».
FELIZ AÑO NUEVO!!!