Me gustaría decir que siempre he sido fan del Gabo, pero es uno de esos «siempres» que realmente no equivalen a mucho tiempo, al menos no por ahora. Más bien, puedo decir que desde la primera vez que leí una de sus obras (creo que fueron los doce cuentos peregrinos) quedé enganchado a su manera de escribir. No soy tan literato como para poder esgrimir argumentos ingeniosos a su favor, simplemente me gusta.
¿A qué viene todo esto?. Pues a que acabo de leer uno de los trabajos más reconocidos del premio nobel y creo que hasta el día de hoy es el que más me ha gustado: Cien años de soledad. Quise postear un humilde comentario, porque no me atrevo ni siquiera a decir que es una reseña, ni mucho menos una crítica.
El libro no deja de tener todo el estilo de García Márquez. Lo que más me gusta es la costumbre que tiene de revelar lo que va a pasar mucho antes de que pase. Parece traicionarse a sí mismo. Nunca oculta lo que esperas que suceda y escribe sin la menor sorpresa lo que no esperas que suceda. En su narrativa, más que relatarte una nueva historia se siente como si te platicara algo que tu ya sabes, como cuando uno recuerda los viejos tiempos con los amigos.
No intenta plantear nada sofisticado, sino todo lo contrario. Todo es muy natural, muy casual, porque narrar los tejes y manejes de un pueblillo perdido en la selva colombiana se presta para eso. Lo que sí retrata de manera excelente es la magia que rodea todos los sucesos comunes y la exagera a un punto en el que se condensa de las formas más extravagantes: espíritus que rondan árboles y platican con sus descendientes, mariposas amarillas que inundan habitaciones enteras por la pura fuerza del amor, personas que desaparecen súbitamente llevándose sólo las cobijas, etc.
Y entre todo eso, es lo más sencillo lo que más impresiona. Una de mis escenas favoritas es la que cuenta la ocasión en la que el primer Jose Arcadio Buendía lleva a sus hijos a conocer el hielo. Un capitulo entero dedicado a un cubo de hielo no es algo de todos los días, y sin embargo es de lo más memorable.
Sobra decir que se los recomiendo, es una joya de la cultura latinoamericana contemporánea que no deben pasar por alto si se precian de tener un gusto más inteligente que el último hit de reggaetón.